Apo Island

Hemos pasado unos días increíbles desde la ultima vez que escribimos. El domingo viajamos de Donsol a Dumaguete, al sur de la isla de Negros. Dormimos en un hostal de mochileros con muy buen ambiente y en el que tienen también centro de buceo (Harold's inn). Sin embargo no dormimos muy bien por el ruído de las motos en la calle. Toooodo el mundo va con moto. En un principio sólo queríamos hacer noche para, al día siguiente, coger un barquito a Apo Island. Pero resultó que desde el hostal iban a bucear a este preciosa islita y nos dijeron que después del buceo nos podían llevar a tierra. Así que nos apuntamos a dos buceos y nos ahorramos todo el rollo del viaje.

¡Los buceos indescriptibles! Tan solo meter la cabeza en el agua vimos miles de peces y sobretodo corales de mil especies, colores y formas, enormes! ¡Vaya paisaje! Vimos de todo pero lo que más nos gustó fueron los nudibranquios, platelmintos, un pez hoja y una serpiente marina, además de los corales en súper buen estado. Apo Island es un santuario marino en el que nadie puede pescar excepto los que viven en el único pueblito que hay en la isla. Está todo muy protegido y se nota.

Tras los buceos nos dieron un bocadillo y nos subimos Mati, yo y nuestras mochilas a una minicanoa para llegar a la playa. La isla es muy pequeña: 15000 m2, y en ella viven 800 personas. No hay electricidad mas que de 6 a 9 de la noche e internet ya ni pensarlo. Hay dos hotelitos en plan mini resort bastante caros y un homestay, el de Mario, sencillo, barato y con gente muy agradable. Nos quedamos allí las dos noches. El dueño e instructor de buceo, Mario, es una persona súper sensibilizada con la protección del mar y la educación ambiental y tiene muy en cuenta que enseñando a los niños de hoy el mañana será mejor.

Esa tarde fuimos a hacer snorkel por ahí. Habíamos leído que se podían ver tortugas pero no imaginábamos lo que nos íbamos a encontrar. Mati entró primero al agua y nada más meter la cábeza me gritó: ¡tortugaaa! Me metí corriendo y a tan solo medio metro de profundidad empezamos a ver una, dos, tres, diez... ¡perdimos la cuenta! ¡Flipábamos! Y lo mejor era que no se asustaban, podías acercarte todo lo que quisieras y ellas seguían tan tranquilas alimentándose de algas. Estuvimos horas con ellas y también por el arrecife viendo el increíble paisaje de corales enormes, ínsito: ¡enormes!

Al día siguiente hicimos otra inmersión, esta vez en una zona con corriente así que fue a la deriva. Para nuestro gusto demasiada corriente ya que preferimos ir tranquilos sacando fotos, pero bueno, es verdad que había muchos más peces.

El resto del día playa y más snorkel con las tortus. Además llegamos nadando a una playita desierta preciosa que habíamos visto desde el barco de buceo. Por la noche nos hicieron un pescadito buenísimo para cenar. De nuevo no dormimos muy bien la primera noche, en este caso por los gallos que se ponen a cantar a las 4 de la mañana. ¿Dormiremos alguna noche bien del todo?

               

Hoy hemos pasado medio día en la isla, diciendo adiós a nuestras tortugas y haciendo una última inmersión. Mario se iba hoy a Dumaguete con su barquito de vela y hemos aprovechado para ir con él. Nos ha dejado en la ciudad de al lado y hemos cogido un jeepney (especie de autobús con forma de camión tuneado, típico transporte filipino). No estaba planeado pero dormiremos una noche aquí para enterarnos bien de si los barcos van o no a las islas que queremos. Parece que a Siquijor no hay problema, pero de Siquijor a Bohol nos comentaron unos ingleses que habían oído que muchos ferrys de pasajeros están llevando ahora comida a las zonas afectadas por el tifón y no salen muchos. Así que si todo va bien mañana vamos a la isla de Siquijor a ver que nuevas cosas nos encontramos!